domingo, 3 de agosto de 2014

Radaid. Los Hijos del Sol.


Por Dunia Conde


Decirte belleza en un secreto es como prender fuego entre tus pies y la tierra, separarte de tu peso por mil momentos, mil momentos en los que entiendes que vivir es un hecho. Tú lo decidiste, yo lo decido, el cielo, el mar y la tierra son nuestra decisión. En ti duerme el encanto del sol.
The Willing



Recuerdo que hace aproximadamente tres años encendí el televisor para ver Canal Once y en el programa “El Timpano” escuché tocar a Radaid por primera vez. Después de verlos no pude cambiarle de canal,  me atraparon al instante. Creo que cualquier melómano y amante de la música ha de entenderme al hablar de esa sensación que llega como una felicidad inmensa cuando conoces o descubres música nueva y hermosa.

Así que me di a la tarea de investigar y escuchar todo el material discográfico de Radaid . El título de la reseña es porque Radaid significa en la lengua árabe egipcia “Hijos del sol”. La banda originaria de Guadalajara, México, es una fusión de varios géneros, sonidos nacionales y del mundo además que van acompañados de ese toque eléctrico que los caracteriza. El hecho de que sea una banda mexicana lo escribo entusiasmada porque al principio de conocerlos no creí que fueran mexicanos y lo digo porque Radaid es otra forma a lo mejor abstracta y de varios colores plasmados en su música. Cuando comencé a conocerlos sabía que la banda tapatía era algo diferente a lo que se estaba dando en la escena de la música nacional mexicana tanto comercial como underground. Una propuesta que sale de lo común, rica y variada.



La naturaleza experimental de la banda requiere de varios instrumentos no muy comunes como el sitar, darbouka, tar, djembe, violín, erhu, timbales, acompañados de guitarras acústicas, bajo, y teclados; todos los instrumentos mezclados armoniosamente se vuelven un sueño. Por el número de instrumentos la banda cuenta con varios y grandes maestros de la música: Saúl “El Muerto”, Emmanuel Macias, Yolihuani Curiel, Darko Palacios, Fernando Arias, Guillermo Ibarra, Sofía Orozco y Ana Sandoval. Una de las grandes voces que tuvo Radaid fue la voz soprano de Mary Carmen Camarena, era una gran coexistencia su voz con la de Sofía. Lamentablemente Mary tuvo que dejar el grupo por cuestiones personales. Ahora los acompaña la voz de Ana, sin embargo, no he tenido la oportunidad de escucharlos en vivo después de este cambio.  

Radaid cuenta con cuatro albums, Radaid (2003), Luz escondida (2006), L’intent (2009), The Willing Parte 1 (2012). Los dos primeros discos guardan esa parte original de la música de India y los Balcanes que en un principio pensé en acomodarlos en mi repertorio de la world music. Pero conforme fui escuchando llegué a L’intent, y me di cuenta que llevaron de manera perfecta a convivir los sonidos del mundo con su parte alternativa, post rockera y electrónica. Es muy fácil encasillar en algún género a un proyecto musical pero sé que con Radaid no puedo hacer eso, es importante para mí recalcar su autenticidad, su diferencia y matices.


Las letras son cortas, cantan en español, inglés, catalán, árabe y otros idiomas. Una singularidad  que aprecio es cuando la música trasciende poéticamente  como aquellas partes donde Sofi habla en China Warrior D o The Willing.  Una experiencia imperdible es en La Gran Victoria sobre la Muerte donde la música lentamente nos lleva a un éxtasis y estando en el clímax nos regresa de nuevo a la tranquilidad; esa canción en vivo es la perdición, tanto los músicos como el público pareciera que entran en un trance.





En su último disco The Willing Parte 1, Radaid se notó más popero y rockero, pero aun así mantuvieron su esencia, la imperdible. Tuvo muchas críticas por la tendencia pop pero la música cambia porque no puede ser estática al igual que los músicos que la crean. Radaid reflejó un cambio en The Willing pero no dejaron de ser ellos, sólo fue otra faceta de todos sus músicos en conjunto. Brinqué mucho con Sebastian, me volé con Durbiyak y The Willing me relajó hasta la nostalgia. Podría hablar de cada una de las canciones pero si lo hago voy a dispersarme en palabras, preferiría que por ustedes mismos escuchen, será mejor de lo que yo les pueda decir.




Como ven The Willing Parte 1 tendrá su parte 2 así que muchos esperaremos con ansias su siguiente material. Mientras tanto me queda invitarlos a escuchar a esta grandiosa banda orgullosamente tapatía, elevar la mente con la infinidad de sensaciones que provocan esos sopranos, el violín, las percusiones, y un sinfín de  sonoridades. Finalmente, si andaban con el pendiente y quieren darse la oportunidad de presenciar en vivo a los Hijos del Sol, estarán el miércoles 20 de Agosto en el Lunario del Auditoria Nacional celebrando sus quince años de travesía. 

viernes, 1 de agosto de 2014

"Cine", del dominio de Disney al desafío de Japón

Por Sara Mtz.

Todos reconocemos la historia de una trágica princesa que come una manzana envenenada, Blancanieves (1937); o aquella hada azul que juega a ser Dios convirtiendo a un títere en un niño de “verdad” Pinochio (1940); o aquel chiste sobre el circo y el maltrato animal en Dumbo (1941). ¿Quién no ha conocido a alguien que recuerde con nostalgia a la madre de Bambi (1942)?, o ¿qué haya sido víctima del clásico “a las doce se te termina el encanto” como La cenicienta (1950)?; o la retorcida historia de un gato y una niña en Alicia en el país de las maravillas (1951); estas y muchas otras referencias más.

¿Qué es lo que tienen en común todas estas historias? Para comenzar, son películas animadas para niños. Eso es más que obvio. Pero todas éstas fueron producidas por la misma compañía estadounidense, nada más y nada menos, que por Walt Disney Productions.

Sin embargo hace poco asistí a un ciclo de animación japonesa de la posguerra en la Cineteca Nacional, que por cierto aún continua en cartelera, y entonces me pregunté ¿Qué pasaba en el mundo además de Disney? Disney ha producido más de 50 largometrajes, comenzando con Blancanieves, atravesando sucesos como la segunda guerra mundial, la guerra fría, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam…

¿Dónde entra mi visita a la Cineteca? Pues, mientras Disney se dedicó a dominar el mercado de las películas animadas para niños; en 1945 Estados Unidos terminaba la Segunda Guerra Mundial con dos bombas de hidrógeno, conquistando y acabando con la moral japonesa. Sin embargo, Japón no se detuvo por mucho tiempo y su producción en cuanto a películas animadas abundó. Tan solo once años después de haber perdido la guerra estrenan una película como La guarida de la serpiente blanca de Taji Yabushita y Kazuhiko Okabe. Otro ejemplo es en 1969 con la película El gato con botas, de Kimio Yabuki  apoyados por el estudio Toei Animation.

Una  de estas películas japonesas, de la cual fue testigo de su increíble historia, es Galaxy Express 999 dirigida por Rintaro, del estudio Toei Animation, o la historia de uno de sus personajes en La Arcadia de mi juventud del mismo director. A través de las cuales se muestra una visión futurista, un tanto pesimista, del mundo pero que no deja de tener un toque de heroísmo y una historia poco predecible. Además de ser un poco “chispita” considerando que eran los 70’s.

Otra largometraje que llamo mi atención fue Naussíca dirigida por Hayao Miyazaki con el apoyo de Studio Ghibli, la cual me permite introducir el trabajo del director a través de otras producciones ampliamente conocidas y divulgadas a lo largo del mundo, generando millones de “Miyazaki fans”, como El Viaje de Chihiro (2001) y El increíble castillo vagaubundo (2004), entre muchas otras más.


Sin lugar a dudas, una de las películas que mayor impacto puede tener en el espectador es Gen de pies descalzos (1973) dirigida por Keni Nakazawa apoyado por el estudio Madhouse. Este largometraje narra la historia de la población japonesa afectada por la intervención de Japón en la segunda guerra mundial, a través de la historia de un niño que lo pierde todo tras el bombardeo atómico en Hiroshima. 

Hay un mundo de historias fuera de las producciones estadounidenses para niños. No es imposible encontrar películas animadas diferentes a las princesas de Disney: pero tal pareciera que hemos estado dominados por este tipo de historias que, hasta cierto punto, han moldeado nuestra visión del mundo y la manera en que deben ser las cosas. Las películas de animación japonesa de la posguerra abren todo un universo de posibilidades, las cuales no están sujetas a una misma casa productora o a un solo director o a un solo tema. 

Por sí están cansad@s de estereotipos culturales y alecionamientos estadounidenses, aquí una opción, si bien no menos moralista pero si diferente. El link completo de la película Gen de los pies descalzos.