domingo, 3 de agosto de 2014

Radaid. Los Hijos del Sol.


Por Dunia Conde


Decirte belleza en un secreto es como prender fuego entre tus pies y la tierra, separarte de tu peso por mil momentos, mil momentos en los que entiendes que vivir es un hecho. Tú lo decidiste, yo lo decido, el cielo, el mar y la tierra son nuestra decisión. En ti duerme el encanto del sol.
The Willing



Recuerdo que hace aproximadamente tres años encendí el televisor para ver Canal Once y en el programa “El Timpano” escuché tocar a Radaid por primera vez. Después de verlos no pude cambiarle de canal,  me atraparon al instante. Creo que cualquier melómano y amante de la música ha de entenderme al hablar de esa sensación que llega como una felicidad inmensa cuando conoces o descubres música nueva y hermosa.

Así que me di a la tarea de investigar y escuchar todo el material discográfico de Radaid . El título de la reseña es porque Radaid significa en la lengua árabe egipcia “Hijos del sol”. La banda originaria de Guadalajara, México, es una fusión de varios géneros, sonidos nacionales y del mundo además que van acompañados de ese toque eléctrico que los caracteriza. El hecho de que sea una banda mexicana lo escribo entusiasmada porque al principio de conocerlos no creí que fueran mexicanos y lo digo porque Radaid es otra forma a lo mejor abstracta y de varios colores plasmados en su música. Cuando comencé a conocerlos sabía que la banda tapatía era algo diferente a lo que se estaba dando en la escena de la música nacional mexicana tanto comercial como underground. Una propuesta que sale de lo común, rica y variada.



La naturaleza experimental de la banda requiere de varios instrumentos no muy comunes como el sitar, darbouka, tar, djembe, violín, erhu, timbales, acompañados de guitarras acústicas, bajo, y teclados; todos los instrumentos mezclados armoniosamente se vuelven un sueño. Por el número de instrumentos la banda cuenta con varios y grandes maestros de la música: Saúl “El Muerto”, Emmanuel Macias, Yolihuani Curiel, Darko Palacios, Fernando Arias, Guillermo Ibarra, Sofía Orozco y Ana Sandoval. Una de las grandes voces que tuvo Radaid fue la voz soprano de Mary Carmen Camarena, era una gran coexistencia su voz con la de Sofía. Lamentablemente Mary tuvo que dejar el grupo por cuestiones personales. Ahora los acompaña la voz de Ana, sin embargo, no he tenido la oportunidad de escucharlos en vivo después de este cambio.  

Radaid cuenta con cuatro albums, Radaid (2003), Luz escondida (2006), L’intent (2009), The Willing Parte 1 (2012). Los dos primeros discos guardan esa parte original de la música de India y los Balcanes que en un principio pensé en acomodarlos en mi repertorio de la world music. Pero conforme fui escuchando llegué a L’intent, y me di cuenta que llevaron de manera perfecta a convivir los sonidos del mundo con su parte alternativa, post rockera y electrónica. Es muy fácil encasillar en algún género a un proyecto musical pero sé que con Radaid no puedo hacer eso, es importante para mí recalcar su autenticidad, su diferencia y matices.


Las letras son cortas, cantan en español, inglés, catalán, árabe y otros idiomas. Una singularidad  que aprecio es cuando la música trasciende poéticamente  como aquellas partes donde Sofi habla en China Warrior D o The Willing.  Una experiencia imperdible es en La Gran Victoria sobre la Muerte donde la música lentamente nos lleva a un éxtasis y estando en el clímax nos regresa de nuevo a la tranquilidad; esa canción en vivo es la perdición, tanto los músicos como el público pareciera que entran en un trance.





En su último disco The Willing Parte 1, Radaid se notó más popero y rockero, pero aun así mantuvieron su esencia, la imperdible. Tuvo muchas críticas por la tendencia pop pero la música cambia porque no puede ser estática al igual que los músicos que la crean. Radaid reflejó un cambio en The Willing pero no dejaron de ser ellos, sólo fue otra faceta de todos sus músicos en conjunto. Brinqué mucho con Sebastian, me volé con Durbiyak y The Willing me relajó hasta la nostalgia. Podría hablar de cada una de las canciones pero si lo hago voy a dispersarme en palabras, preferiría que por ustedes mismos escuchen, será mejor de lo que yo les pueda decir.




Como ven The Willing Parte 1 tendrá su parte 2 así que muchos esperaremos con ansias su siguiente material. Mientras tanto me queda invitarlos a escuchar a esta grandiosa banda orgullosamente tapatía, elevar la mente con la infinidad de sensaciones que provocan esos sopranos, el violín, las percusiones, y un sinfín de  sonoridades. Finalmente, si andaban con el pendiente y quieren darse la oportunidad de presenciar en vivo a los Hijos del Sol, estarán el miércoles 20 de Agosto en el Lunario del Auditoria Nacional celebrando sus quince años de travesía. 

viernes, 1 de agosto de 2014

"Cine", del dominio de Disney al desafío de Japón

Por Sara Mtz.

Todos reconocemos la historia de una trágica princesa que come una manzana envenenada, Blancanieves (1937); o aquella hada azul que juega a ser Dios convirtiendo a un títere en un niño de “verdad” Pinochio (1940); o aquel chiste sobre el circo y el maltrato animal en Dumbo (1941). ¿Quién no ha conocido a alguien que recuerde con nostalgia a la madre de Bambi (1942)?, o ¿qué haya sido víctima del clásico “a las doce se te termina el encanto” como La cenicienta (1950)?; o la retorcida historia de un gato y una niña en Alicia en el país de las maravillas (1951); estas y muchas otras referencias más.

¿Qué es lo que tienen en común todas estas historias? Para comenzar, son películas animadas para niños. Eso es más que obvio. Pero todas éstas fueron producidas por la misma compañía estadounidense, nada más y nada menos, que por Walt Disney Productions.

Sin embargo hace poco asistí a un ciclo de animación japonesa de la posguerra en la Cineteca Nacional, que por cierto aún continua en cartelera, y entonces me pregunté ¿Qué pasaba en el mundo además de Disney? Disney ha producido más de 50 largometrajes, comenzando con Blancanieves, atravesando sucesos como la segunda guerra mundial, la guerra fría, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam…

¿Dónde entra mi visita a la Cineteca? Pues, mientras Disney se dedicó a dominar el mercado de las películas animadas para niños; en 1945 Estados Unidos terminaba la Segunda Guerra Mundial con dos bombas de hidrógeno, conquistando y acabando con la moral japonesa. Sin embargo, Japón no se detuvo por mucho tiempo y su producción en cuanto a películas animadas abundó. Tan solo once años después de haber perdido la guerra estrenan una película como La guarida de la serpiente blanca de Taji Yabushita y Kazuhiko Okabe. Otro ejemplo es en 1969 con la película El gato con botas, de Kimio Yabuki  apoyados por el estudio Toei Animation.

Una  de estas películas japonesas, de la cual fue testigo de su increíble historia, es Galaxy Express 999 dirigida por Rintaro, del estudio Toei Animation, o la historia de uno de sus personajes en La Arcadia de mi juventud del mismo director. A través de las cuales se muestra una visión futurista, un tanto pesimista, del mundo pero que no deja de tener un toque de heroísmo y una historia poco predecible. Además de ser un poco “chispita” considerando que eran los 70’s.

Otra largometraje que llamo mi atención fue Naussíca dirigida por Hayao Miyazaki con el apoyo de Studio Ghibli, la cual me permite introducir el trabajo del director a través de otras producciones ampliamente conocidas y divulgadas a lo largo del mundo, generando millones de “Miyazaki fans”, como El Viaje de Chihiro (2001) y El increíble castillo vagaubundo (2004), entre muchas otras más.


Sin lugar a dudas, una de las películas que mayor impacto puede tener en el espectador es Gen de pies descalzos (1973) dirigida por Keni Nakazawa apoyado por el estudio Madhouse. Este largometraje narra la historia de la población japonesa afectada por la intervención de Japón en la segunda guerra mundial, a través de la historia de un niño que lo pierde todo tras el bombardeo atómico en Hiroshima. 

Hay un mundo de historias fuera de las producciones estadounidenses para niños. No es imposible encontrar películas animadas diferentes a las princesas de Disney: pero tal pareciera que hemos estado dominados por este tipo de historias que, hasta cierto punto, han moldeado nuestra visión del mundo y la manera en que deben ser las cosas. Las películas de animación japonesa de la posguerra abren todo un universo de posibilidades, las cuales no están sujetas a una misma casa productora o a un solo director o a un solo tema. 

Por sí están cansad@s de estereotipos culturales y alecionamientos estadounidenses, aquí una opción, si bien no menos moralista pero si diferente. El link completo de la película Gen de los pies descalzos.



   

domingo, 27 de julio de 2014

Antes de que todos se vayan. Rock and roll en la Ciudad.

Por Dunia Conde

La tarde del sábado 26 de Julio en el corazón de la Ciudad, Festival Antes nos llevó a un cafecito llamado Café 123 con un showcase en el cual se presentaron cinco proyectos musicales, de los cuales solo conocía a Belafonte Sensacional pero no sólo fui por ellos, verdaderamente quería escuchar las demás propuestas, quería encontrar música nueva.

Ahora, todo los que les contaré será desde mi experiencia con el evento y cómo recibí la música para que no se espanten si leen algún desvarío.

Al llegar al Café 123 sólo seguí la música por unas escaleras y para mi sorpresa el foro donde estaba tocando Golden Rainbow Kid era en un mini patio del primer piso del café y el espacio para el público era el pasillo que conectaba varios cuartos en donde había gente comiendo y hablando. Al principio no podía creer que ese fuera el espacio pero conforme fue pasando el tiempo y la música me convencí de que así sería todo el evento. En el pasillo cabían dos hileras de personas pero como las meseras tenían que pasar a servir teníamos que dejar un espacio libre. Aproveché y busque un lugar donde acomodarme y no estorbar tanto. Realmente el lugar no era apto para un evento así, no era muy cómodo, no se podía bailar ni un poquito. Creo que eso de vivir la música de formas diferentes si va en serio con Festival Antes, pero aun así creo que las personas que aman la música y aprecian el esfuerzo realizado, vale la pena vivirlo.



Golden Rainbow Kid había comenzado cuando llegué, su único acompañante era la guitarra y su voz, desgraciadamente no escuché mucho de él. Después tocó Jorge Yun cantando en inglés con guitarra y voz, una de las canciones que recuerdo fue “Victoria”, baladita relajada. Fue para Jorge Yun la última tocada en México porque se va del país, al decirnos le agregó un poco de nostalgia a su música o al menos eso sentí por un momento y hasta una lágrima me salió. Creo que un día todos nos iremos –pensé-. Luego le siguió Mirú Mirú quien también es bajista en Belafonte Sensacional y la verdad me divertía mucho con sus ocurrencias, mientras tocaba la guitarra era conmovido por los chiles que asaban abajo en la cocina de Café 123.




En la página del evento en facebook Belafonte publicó un video de Saúl Fimbres y en la semana estuve escuchando su álbum “El Blues de las Amapolas” por el soundcloud. Desde la primera canción quedé maravillada, así que esperé con ansias el evento para ver qué tal en vivo Saúl Fimbres. Qué les digo, resultó ser mucho mejor,  llegó él muy serio, sin decir tanto comenzó a cantar y a tocar la guitarra, el folk inició con “Colgado” donde habla de la realidad violenta del país. En varias de sus rolas lo acompañó con el saxofón Jair Benavides y sus armónicas que intercalaba en cada canción que entonaba.



Las letras son sencillas pero tan directas que hizo sentir la música más cercana a mí, me trajo On the road de Kerouac a la cabeza y me dieron ganas de andar por la autopista escuchando “La noche entre los humillados”. Me remitió un poco a Johny Cash y a Bob Dylan transmitiéndome un poco de nostalgia por los viejos tiempos pero no soy de las personas que anda comparando los nuevos talentos con los clásicos. Saúl Fimbres es auténtico, es del norte del país y andante del sur de los Estados Unidos. No soy muy adepta a la música del norte como la polka, el country o el góspel pero escuchar la voz de Saúl acompañado de una guitarra y sus armónicas, es sorprendente cómo algo tan sencillo puede ser tan grande. Sí, ayer se ganó mi corazón en un pasillo apretadito del Café 123.






Finalmente llegaron todos los chidos valedores de Belafonte Sensacional, y ahí entre un maniquí con panderos coloridos y una pequeña maleta con diferentes tipos de instrumentos para hacer ruido desde las maracas, sonajas, etc. Tocaron rolas como Fuera del amor, Como Kerouac on the Road, Lo hice por el punk, y otras de su repertorio. Algo que disfruté mucho fue ver a tres niñitos de entre seis y nueve  años acompañados de sus hermanos mayores que parecían tener unos quince o dieciséis años. Los niños estuvieron todo el showcase, vieron a cada músico y felices recibieron a Belafonte Sensacional, ellos también coreaban “Lo hice por el punk”. Los juegos de manos, la trompeta, el humor de Belafonte, el pasillo atascado de gente hasta las escaleras, bueno, ya ni me importó el lugar, mientras movía mi cabeza y mi pie al ritmo de la guitarra. Era yo un muppet muy feliz.



Belafonte preguntó al público, ¿Quiénes se van del país? -y algunas personas de atrás levantaron la mano- Pues vámonos todos –respondió Bela-.


Antes de que todos nos vayamos, continuó el rock and roll en la Ciudad. 

jueves, 24 de julio de 2014

Juventud, rebeldía, y malestares sociales

Juventud, rebeldía, y malestares sociales


Sobre la calle caminaba un joven; sus facciones denotaban que era menor de quince años, tenía un cuerpo delgado y una pinta de rudo sobre su rostro o por lo menos eso intentaba mostrar.  Sus ojos reflejaban un aire de violencia o busca pleitos, cuando intercambió miradas con los transeúntes sólo obtuvo el desvío de las mismas, las personas le temían aún sin saber nada sobre él, al final se  decidió por caminar. En poco tiempo su presencia había desaparecido, dos señoras entre susurros mencionaron que seguramente era un delincuente, un bueno para nada, vago que sólo busca causar malestar a la colonia, tan sólo las miré de reojo y continúe mi marcha, puede que tuvieran razón pero su conclusión me pareció muy vacía, aquel muchacho no les hizo nada y sólo lo apuntaron como un malviviente.

Con esta breve narrativa, busco dar introducción a dos asuntos:  la novela Rebeldes de S. E. Hinton, y la desatención de la sociedad a la juventud. La obra como tal maneja la trama de la delincuencia juvenil a través de la narración de Ponyboy, un chico de 14 años, huérfano con dos hermanos mayores, para él la vida  gira en torno a ser un greaser,  los cuales tienen una constante rivalidad con los socs. Ambos grupos son pandillas juveniles pero provenientes de diferentes extractos sociales, los greasers provienen de familias pobres, mientras los socs, son de la alta sociedad y se dedican a asaltar a los del bando contrario como diversión.

Más allá de detenerme en una larga reseña sobre una novela juvenil que muchos les resonará en sus recuerdos de escuela si es que llegaron a leerla;  lo que me importa retomar de la misma es que retrata la imagen de una juventud desatendida, que en búsqueda por una solución  encuentra pertenencia e identidad dentro de las pandillas con  jóvenes de edades semejantes y problemas similares. La obra mantiene una imagen realista que te demuestra la marginación social y la rutina de los jóvenes que la viven; trae a discusión conflictos familiares, el pesimismo por el futuro, una ausencia de perspectiva,  que viven los protagonistas y que se reproduce con una juventud que se transforma en inadaptada ante una sociedad que los rechaza y les recuerda su fracaso.


La novela como tal retrata la sociedad estadounidense de las zonas urbanas durante 1950 en adelante, es una de las primeras obras que se introduce en la cuestión de la delincuencia juvenil y las peleas entre bandas; la importancia nivel general es que trastoca un asunto que después fue rescatado por otro medio artístico: el cine, al ser llevada a las salas por el director Francis Coppola, y que dio inició al estereotipo del joven rudo, chaqueta de cuero o jersey que vivía en el ambiente antes descrito. Las expresiones artísticas en la mayoría retratan o se inspiran de cuestiones actuales o contemporáneas, si bien las que acabo de mencionar van de acuerdo al ambiente de Estados Unidos de mediados de los cincuenta a los ochenta, tocan una cuestión universal y es la dirección que toma la juventud dentro de una sociedad.



En México lo antes descrito no es nada lejano a la realidad. En mi caso familiares vivieron las marginaciones sociales y encontraron identidad dentro de la imagen del joven rebelde, de chaqueta negra, pelo largo y buen peleador en los pleitos que se llegaban a suscitar, claro ellos tuvieron una época de libertad y larga vivencia dentro de las calles de Nezahualcóyotl bajo los acorde de los Rollings Stones, The Beatles, Janis Joplin, Jimmy Hendrix etc., pero al final pasaron a una etapa de madurez que afrentaron en distintas formas; sin embargo la situación es diferente o complicada cuando la fragmentación social aumenta y la delincuencia se transforma en un vida rutinaria de largas jornadas, que puede llevar a ambientes violentos  crecientes como los actuales, donde la juventud encuentra vías que ofrecen solución al fracaso, dentro de círculos delictivos cercanos a su entorno, que en algunos casos pasan a una situación de madurez y en una mayoría que se incrementa mueren dentro de las acciones de la pandilla.

Los invitaría a que lean la novela, o vean el filme, o alguno de los tantos que tocan la temáticas, pero sería aún más interesante pensar en ¿qué atención o papel se le da actualmente a la juventud  de nuestra sociedad,  acaso la  estaremos rechazando  bajo susurros?




miércoles, 23 de julio de 2014

"Los insólitos peces gato", de enfermedades terminales y cine mexicano

Por Sara Mtz.

En algún momento de la vida hemos estado perdidos, o lo estamos.  Sin saber el lugar hacia donde se dirigen nuestras vidas, nuestros intereses, nuestros deseos… Despertar sintiendo que algo hace falta. 

Pero ¿qué sucede cuando decidimos dejar de estar atascados? Es justo de lo que habla Los insólitos peces gato (2013), dirigida por la mexicana Claudia Sainte-Luce  y protagonizada por Ximena Ayala  (Claudia) y Lisa Owen (Martha), cuenta la historia de la relación que nace a partir de un encuentro entre Claudia, empleada en un supermercado y Martha, madre de cuatro hijos y con una enfermedad terminal. Claudia se involucra en la cotidianidad de la vida de Martha, del resultado de esta interacción surgen elementos interesantes que hacen de ésta una excelente película.



La idea de la familia en la sociedad mexicana se encuentra siempre presente, es “el pan de cada día” e incluso la meta personal de muchas personas. Pero ¿qué sucede cuando eres una persona solitaria? Claudia se enfrenta con este dilema y pone en evidencia que la familia no se trata solo de relaciones de sangre sino de la dura y extenuante convivencia con personas que están lejos de ser perfectas.

Junto con la familia el amor es otro tema que por lo regular el cine solo nos deja melodramas cursis y cargados de finales felices o trágicos. Pareciera que el amor entre pareja heterosexual es un elemento recurrente que hace las veces de obligatorio relleno. ¿Qué sucede cuando el amor en un filme viene de fuentes diferentes? Entonces entendemos que Los insólitos peces gato es una historia de amor entre gente diferente que convive todos los días, sin caer en el cliché. Personas con problemas cotidianos y cargados de emociones y demonios personales.

Entonces ¿hacia dónde lleva esta convivencia en una familia cuando existe un elemento que lo complica todo, una enfermedad terminal? Podríamos pensar que en esta película las hijas de Martha pierden sensibilidad ante la situación de su madre y se vuelven unas cabronas hijas de la chingada. Pero la realidad es otra, ellas tienen que aprender a vivir su vida sabiendo que su madre morirá pero ella sigue viva ¿Cómo puedes superar el hecho de que alguien muere cuándo lo sabes con anticipación?

Es así como Los insólitos peces gato, con escenarios sencillos, pocos pero excelente personajes, y una enfermedad terminal  es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando una historia está escrita con las palabras adecuadas sin caer en el estereotipo de película de enfermo. 

domingo, 20 de julio de 2014

En busca de recuerdos: Exils de Tony Gatlif.



Por Dunia Conde. 

Es urgente hablar de los ausentes, ya es tiempo de hablar de aquellos que se equivocan. Es importante   interrogar los ausentes, aquellos que viven sin democracia en general. Es urgente hablar de los ausentes, es urgente hablar de las ausencias…
Exils

En un cuarto de un edificio alto de París mirando la carretera, entre los recuerdos, los pensamientos, la música y los cuerpos desnudos, un vaso se rompió, como si algo en Zano se hubiera quebrado y de pronto le propone a Naima viajar a Argelia en busca de recuerdos.  Exils, es un film que muestra la nostalgia y el desarraigo, retratando el viaje de dos  franceses de raíces argelinas para encontrarse con la tierra de sus padres pero también es una búsqueda para conocerse a sí mismos.

Tony Gatlif hace la película al estilo road movie: en el viaje se va hilando la historia. Pero esa historia también revela esa añoranza por el lugar de origen y la necesidad de contemplar las heridas del mismo Gatlif que al igual que sus personajes es argelino de Francia, pues muchos de los inmigrantes en Francia mayoritariamente son de Argelia. La historia no sólo muestra la travesía de los amantes exiliados, también expone la situación de los gitanos y muchos de los migrantes con los que Naima y Zano se van encontrando, los olvidados, los ausentes en busca de sus sueños.

En medio de los lazos tejidos por la historia y el colonialismo entre Francia y Argelia los padres de Zano y Naima hicieron su travesía dejando atrás su tierra natal, huyendo de las diversas problemáticas a las que se enfrentaban buscando una mejor vida. El abuelo y padre de Zano eran anticolonialistas en Argelia y por la situación política que se vivía en 1958 su familia fue repatriada, y Naima era hija de inmigrantes de Argelia.

Las familias de los dos argelinos son un ejemplo de todos los inmigrantes que vienen de las migraciones subsaharianas y del Magreb a Europa por desplazamientos forzados, problemas políticos, desempleo, pobreza, etc., los cuales esperan dar el gran salto a principalmente por España. Sin embargo, Zano y Naima aunque eran jóvenes que habían crecido en Francia eran hijos del exilio. Si bien, “Francia lo tiene todo, nada es gratis” y así que los sueños de todos los migrantes no estaban completos, argelinos de Francia que siguen mostrando sus papeles en los barrios bajos de España, y siguen siendo tratados como hijos de inmigrantes de segunda porque los rasgos físicos muchas veces no pueden ser borrados. Así que los amantes reviven su destierro pero en dirección contraria: la travesía de Francia a Argelia.

Para comenzar el viaje resulta menester dejarlo todo atrás,  hasta Zano enterró su violín y unas llaves detrás de un muro bajo la mezcla. Parten sin más que poca ropa, dinero y música. El viaje de la búsqueda los lleva a conocerse y a confrontarse, va revelando de Zano y Naima  algo de su pasado, algo de sí mismos, no son los lugares en sí, más bien lo que la búsqueda y las situaciones detonan en ellos.

Después de una larga caminata por el desierto, Zano cae en llanto al encontrar la casa de sus abuelos, entre el piano, los cuadros antiguos, las pinturas de su abuela y la foto de su padre con el violín, todos los recuerdos se agolparon hacia él. Mientras, Naima es nombre árabe pero ella no sabía hablar el idioma de su familia, algunas veces negaba su origen. Naima se sentía extranjera en todos los lugares, parecía gitana, era una persona sin rumbo hasta que encontró a alguien que conoció a su familia y con lágrimas le pidió que buscara sus orígenes y se encontrara ella. Pareciera que las lágrimas llegaron a limpiar un poco las heridas de los dos.

Después y al final de todo, la música fue esencial, no como una guía sino una compañía en su cotidianidad, desde el beat de la música electrónica, el flamenco, la música árabe y el éxtasis de la danza.  La música era un bálsamo para las heridas de Zano y Naima y fue la mística música sufí y sus creencias curativas entre los fantasmas que nos habitan y nosotros la que los llevó al trance, al clímax de todo su viaje, de toda su búsqueda, la que los liberó de sí mismos por un momento. 


Película: Exils

Director: Tony Gatlif
Lugar: Francia
Año: 2004
Nota: La película esta en francés. 



sábado, 19 de julio de 2014

En el teatro por primera vez

Por Sara Mtz.

Está semana me aventuré a llevar a mi primo Teo de nueve años a una función del Ciclo de Clown en el Teatro Orientación, era jueves por la tarde y la lluvia comenzaba a caer de a poco en poco, mientras nosotros recorríamos la línea naranja del metro, esa que va de Rosario a Barranca del Muerto. Al bajar en nuestra estación tuvimos que preguntar -¿Dónde está la salida para el auditorio?- lo cual nos hizo recorres aún más escaleras. La gente con sus trajes y formalidades entraba a toda prisa bajando las escaleras y cerrando sus paraguas, al mismo tiempo que nosotros salíamos para rodear el auditorio y buscar el teatro.
La verdad no tenía ni idea de lo que un niño de nueve años pudiera pensar de una función de teatro como está y, para colmo, los boletos no estaban numerados lo cual hizo que tuviéramos que esperar media hora antes de que comenzara la función. Poco antes de dar la hora la fila comenzó a moverse y entramos lentamente buscando una butaca lo suficientemente adelante para que el chaparrito de mi primo pudiera ver. 
Una vez sentados nos quedamos mirando al escenario, había un gran tapete rojo en forma de círculo con un círculo más pequeño de color blanco dentro. Estaba rodeado por objetos de toda clase: un mechudo para trapear, un monociclo, un atril para partituras, una maleta negra y un pequeño acordeón. No tuvimos que esperar mucho para que dieran la tercera llama. Mientras las luces se atenuaban sin apagarse del todo yo miraba a mi primo para saber sí el inicio del espectáculo le causaba algún tipo de emoción. Él siempre ha sido bastante serio y propio, hasta un poco exagerado considerando que los niños de esa edad suelen desbordar sus emociones sin ton ni son. Pero decidí esperar a ver que reacción tenía al comenzar todo.
Salió un hombre alto pintado de payaso, con unos pantalones naranjas y un saco de cuadros amarillos y cafés, que definitivamente no hacían juego con su sombrero de un gris normal. No tardamos en darnos cuenta que el espectáculo sería con pura mímica, lo cual solo acrecentó mi miedo a que mi primo odiará la función, ya que los únicos payasos que conocía eran aquellos parlanchines que contaban chistes hasta que no pudieran más. 
Después de saludar a todos con una gran caravana, el payaso, comenzó a tocar la armónica pero tuvo que parar para buscar la forma correcta de armar su atril y lograr leer las partituras. Lo anterior me hizo reír demasiado, aunque me asusté un poco ante la seriedad de mi primo que al parecer era inmune al encanto bobo del payaso en el escenario. Trataba de no entrar en pánico y pensar que solo debía darle un poco de tiempo para que algo le pareciera chistoso, después de todo era la primera vez que iba al teatro y también que veía una función de clown.
Pero todo cambio cuando bajo en busca de un voluntario para bailar cha cha cha, nos tomó por sorpresa  cuando el payaso me eligió a mí y tuve que subir, junto con otro caballero, y utilizar mi torpeza para tratar de seguir las instrucciones no verbales del payaso. Una vez arriba del escenario y entre tanta gente logré ubicar a Teo y estaba riendo mientras nos observaba hacer un montón de cosas como bailar, tocar las maracas, esconderme del payaso y por último despedirme.
Al regresar a mi lugar percibí a mi primo tan alegre que unos momentos después el payaso pregunto por otro voluntario y el velozmente levanto su mano para subir y representar a un toro. Lo que vi a continuación me hizo la noche. Era un niño de nueve años que en su primera ida al teatro había actuado como toro frente a muchísimas personas y no le había costado el más mínimo trabajo. Sinceramente la mayoría de las personas odian la interacción con el público en este tipo de eventos, pero él se veía tan feliz que no dude en olvidarme de lo demás.

La función no duro más de una hora pero valió cada esfuerzo y centavo pagado. Mientras salíamos del teatro noté que mi primo estaba feliz, al menos eso podía decirme una sonrisita que dejaba asomar de momento en momento. Después esa sonrisa desapareció cuando súbitamente las ganas de hacer pipí lo inundaron y tuvimos que buscar un rincón oscuro y apartado, a falta de baño, para que pudiera cumplir con el deber. Aunque continuaba lloviendo no nos importó mucho y caminamos mientras hablábamos de su increíble actuación en el escenario y nos preparábamos para correré escaleras abajo y recorrer la ciudad con destino dormir después de un largo día. 

viernes, 18 de julio de 2014

Desgracia de J. M. Coetzee

Desgracia de  J. M. Coetzee

Existen varios adjetivos los cuales utilizamos para describir las situaciones que vivimos día a día, podría calificar mi mañana como agradable, mi niñez le sentaría bien el calificativo de extraña; pero hay ciertos instantes o largas temporadas en que la palabra “desgracia“ puede resonar en el ambiente, tocar nuestra perspectiva y sentir el evento como una experiencia desafortunada; tan sólo piense, seguramente algún recuerdo se expresará en su mente. No busco exaltar sus traumas o el derrame de  lagrimas al pedir que piense en una mala pasada, sólo intento poner a consideración un presupuesto del libro que presento: la desgracia es universal, muchas veces su caída sobre nosotros es inevitable.

John Maxweel Coetzee,  profesor de literatura en la Universidad de Ciudad del Cabo, Lingüista, critico literario, ganador del premio Nobel en el 2003 y sus obras son de las pocas de fácil disposición, entre los escritores africanos, es uno de los personajes que me encanta citar cuando alguien pregunta si conozco escritores de África.

En la novela Desgracia la trama gira alrededor de David Lurie, profesor de cincuenta y dos años de literatura, quien mantiene un romance temporal con una bailarina exótica: Soraya. Lurie pierde sus dulces noches y eternos instantes de satisfacción con Soraya porque ella deja el trabajo de bailarina; a pesar de la tristeza que esto le causa en poco tiempo consigue un amorío con Melanie, joven estudiante de su clase la cual seduce a través de los acordes de música clásica y un vino, claro sin olvidar su galantería intelectual. La vida de David va en declive cuando se descubre su relación con su alumna, y ante un actitud soberbia decide renunciar antes de disculparse en público. Al ser objeto de desagrado, concluye trasladarse a la granja de su hija Lucy, en la provincia del Cabo Oriental.

Parecería que nada malo podría suceder a nuestro protagonista pero en la propiedad de su hija las cosas empeoran cuando se enfrenta a un episodio violento que desatara una tormenta de eventos, decisiones, posturas realmente desgraciadas. Para no contar demasiado los dejo con una breve cita de la experiencia de Lurie:

El hombre le propina un empujón. Retrocede, se queda sentado de nuevo en el retrete. El hombre levanta la botella. Se le nota cierta placidez en la cara: ni rastro de cólera. Lo que hace es meramente su trabajo: se trata de conseguir que alguien le entregue un objeto. Si entraña el golpearlo con una botella, lo hará sin vacilar. Le golpeará tantas veces como sea necesario, y su es necesario le romperá la botella en la crisma.[i]

La desgracia es universal,  puede ser temporal o el adjetivo de toda una serie de eventos en nuestra vida, verla como un castigo no aminora su carga tan sólo nos permite pensar que es debido soportarla, y quejarse de la misma no la volverá menos dolorosa o pesada. Lo que hace Coetzee es poner a consideración la vida humana pero no a partir de la muerte o la perdida de la misma, se dirige a una desconcertante forma de impactar con la verdad del sufrimiento, de la naturalidad del mismo. Como diría David Lurie: “Ni siquiera he murmurado contra lo que me ha caído encima. Al contrario: estoy viviendo día a día, procurando aceptar mi desgracia como si fuera mi estado natural.“[ii]

No es un libro que animará sus días o le dejará un breve calor en el corazón por un amorío de ensueño, ni siquiera podría asegurar que tendrá una sonrisa; a menos que la satisfacción de una novela luminosa, que revela la verdad sobre los eventos desafortunados y la vivencia humana a través de ellos, resulte gratificante, pero algo es seguro, el lector no quedará indiferente ante tal obra.





[i] J.M. Coetzee, Desgracia, México, Ed. Debolsillo, 2009, p. 121

[ii] Ibídem, p. 215