No, no trata sobre un telefonista de oficina o sobre un peinador de XV años.
Por Pach el Mirón
Para los que no somos productores
de bienes primarios o estudiamos agronomía es extraño escuchar el término “extensionista”
sin pensar en algo cercano a nuestra vida cotidiana contextualmente urbana,
pero en realidad este término hace referencia a la labor de capacitación y transmisión
de información que los ingenieros y técnicos especializados en la producción agrícola
realizan con los productores; es el acto de extender el conocimiento y la
técnica desarrollada en las universidades, centros de investigación y campos
experimentales hasta aquellos que con su trabajo y experiencia pueden aprovecharlo.
Así que como ya debieron haberlo intuido, esta película trata sobre uno de
estos técnicos especializados en la transmisión del conocimiento agrícola.
La película “El extensionista” es
una adaptación cinematográfica mexicana de la obra (también mexicana) que fue
ampliamente representada por el mítico Centro
de Libre Experimentación Teatral y Artística (CLETA), tanto que parece ser la
obra con más representaciones en nuestro país. Es una historia donde se
representan las mayores contradicciones de lo que era la estructura del campo
mexicano cuando el gobierno aún intervenía directamente a través de estos
extensionistas, para promover la productividad y la mentalidad del “farmer” en
las comunidades rurales mexicanas.
En ella se cuenta la historia de
un joven ingeniero que llega a un pueblo olvidado que podría estar ubicado casi
en cualquier parte donde las formas de producción campesinas sigan siendo las
preponderantes. Este ingeniero agrónomo llega a cubrir el puesto de
extensionista para ayudar a los pobladores a mejorar sus cosechas. Pero casi
inmediatamente se da cuenta de que lo que prendió en la escuela no sirve de
gran cosa ante una realidad compleja (sic).
Los productores no parecen estar
interesados en el rendimiento y la productividad, pues los bajos precios, los
altos créditos pero sobre todo la presencia de un rico terrateniente impiden que
los pequeños productores puedan aspirar a algo más que ir viviendo al día. Este
hacendado, utiliza sus influencias políticas o a sus matones a sueldo para
conseguir lo que quiera, incluyendo tierras y derechos sobre el agua. Pero
muestra una actitud amable con nuestro protagonista e incluso le ofrece su
ayuda de ser necesaria.
El protagonista poco a poco se
gana la confianza del pueblo y comienza a realizar algunos trabajos para
mejorar la situación, hasta que se le ocurre la idea de introducir un nuevo
cultivo que aportaría grandes beneficios, pero debe hacer un trato pues el agua
pertenece nada más y nada menos que a nuestro antagonista burgués. Logra llegar
a un acuerdo entre el pueblo y el hacendado pero una serie de desafortunados
acontecimientos estropean el “plan de producción” de nuestro comprometido amigo,
que debemos aclarar, tiene intenciones sinceras y firmes de ayudar a la
comunidad.
El resultado es que todo el
pueblo acaba perdiendo la cosecha y endeudado con el banco, con muchos intereses
compartidos con el villano; sin embargo el panorama no es tan sombrío, pues el
ingenio del campesino mexicano surge en los momentos de crisis y se presenta
una nueva oportunidad de lograr un beneficio, únicamente necesitan más
semillas, semillas que por nada del mundo les va a vender el hacendado; así que
en un arriesgado golpe de mano, los productores deciden tomarlo sin pedir
permiso. Aquí comienza el clímax de la película, y todas las contradicciones
inherentes a la existencia de dos modos de producción se ven desatadas y es
justo aquí donde dejo de contarles la historia, esperando haberlos motivado
para verla.
Su valor va más allá de ser un filme mexicano que no está manoseado por
televisa, tv azteca o Univisión, pues además es una forma de acercarse a una
realidad que en la ciudad es poco difundida e incluso se encuentra en peligro
de extinción. Como ya comentaba, durante la época en que fue filmada la película
todavía había mecanismos de protección a la producción nacional, como las
tiendas rurales, los precios de garantía e incluso el mismo extensionista era
patrocinado por el Estado. Ahora esas cosas ya son parte de la historia, si
bien nos va, por que muchas veces ni siquiera parecen figurar en ella. Pero no
hay que olvidar que aun ahora con toda nuestra tecnología, bueno con toda la tecnología
que los gringos, chinos y franceses nos pueden chiquitear, la comida sigue produciéndose
en el campo y si no son los campesinos, son las grandes e inescrupulosas
transnacionales las que controlan el ADN de nuestras dietas. El problema de
fondo que plantea la película es sobre el camino a seguir para el campesinado
en la economía neoliberal; si existe alguna opción que le asegura una vida
digna o finalmente deberán someterse a las leyes del mercado y la competencia.
Yo todavía no sabría que contestar, pero espero de todo corazón poder decir en
no mucho tiempo que sin dudar la primera. Los invito, de nuevo, a verla para que también
a ustedes logré plantearles algo sobre la tan famosa y debatida (tal vez no, si
no eres marxista, socialista, campesino, maoísta, o un largo etc –en realidad
ya casi no se ocupa el término-) cuestión agraria, y si no, pues aunque sea
vean como son los pueblitos de donde vienen las frutas para nuestros cockteles
y licuados.
Entre otras cosas que pueden
motivarlos (o no) a que la vean les diré que podrán ver una boda, un homicidio,
una escena con prostitutas, un vagabundo loco y algunos actores que seguro
reconocen de alguna novela no tan peor de Televisa.
Aquí pueden ver la película,
aunque con un pequeño letrero que bien se puede ignorar http://www.youtube.com/watch?v=aRGyklfeejc
Podrías ayudarme a conseguir la película por favor, debido a que ya no está disponible en youtube
ResponderEliminarestá en netflix!!
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