martes, 1 de julio de 2014

El extensionista


No, no trata sobre un telefonista de oficina o sobre un peinador de XV años.



Por Pach el Mirón




Para los que no somos productores de bienes primarios o estudiamos agronomía es extraño escuchar el término “extensionista” sin pensar en algo cercano a nuestra vida cotidiana contextualmente urbana, pero en realidad este término hace referencia a la labor de capacitación y transmisión de información que los ingenieros y técnicos especializados en la producción agrícola realizan con los productores; es el acto de extender el conocimiento y la técnica desarrollada en las universidades, centros de investigación y campos experimentales hasta aquellos que con su trabajo y experiencia pueden aprovecharlo. Así que como ya debieron haberlo intuido, esta película trata sobre uno de estos técnicos especializados en la transmisión del conocimiento agrícola.
La película “El extensionista” es una adaptación cinematográfica mexicana de la obra (también mexicana) que fue ampliamente representada por el mítico  Centro de Libre Experimentación Teatral y Artística (CLETA), tanto que parece ser la obra con más representaciones en nuestro país. Es una historia donde se representan las mayores contradicciones de lo que era la estructura del campo mexicano cuando el gobierno aún intervenía directamente a través de estos extensionistas, para promover la productividad y la mentalidad del “farmer” en las comunidades rurales mexicanas.
En ella se cuenta la historia de un joven ingeniero que llega a un pueblo olvidado que podría estar ubicado casi en cualquier parte donde las formas de producción campesinas sigan siendo las preponderantes. Este ingeniero agrónomo llega a cubrir el puesto de extensionista para ayudar a los pobladores a mejorar sus cosechas. Pero casi inmediatamente se da cuenta de que lo que prendió en la escuela no sirve de gran cosa ante una realidad compleja (sic).
Los productores no parecen estar interesados en el rendimiento y la productividad, pues los bajos precios, los altos créditos pero sobre todo la presencia de un rico terrateniente impiden que los pequeños productores puedan aspirar a algo más que ir viviendo al día. Este hacendado, utiliza sus influencias políticas o a sus matones a sueldo para conseguir lo que quiera, incluyendo tierras y derechos sobre el agua. Pero muestra una actitud amable con nuestro protagonista e incluso le ofrece su ayuda de ser necesaria.
El protagonista poco a poco se gana la confianza del pueblo y comienza a realizar algunos trabajos para mejorar la situación, hasta que se le ocurre la idea de introducir un nuevo cultivo que aportaría grandes beneficios, pero debe hacer un trato pues el agua pertenece nada más y nada menos que a nuestro antagonista burgués. Logra llegar a un acuerdo entre el pueblo y el hacendado pero una serie de desafortunados acontecimientos estropean el “plan de producción” de nuestro comprometido amigo, que debemos aclarar, tiene intenciones sinceras y firmes de ayudar a la comunidad.
El resultado es que todo el pueblo acaba perdiendo la cosecha y endeudado con el banco, con muchos intereses compartidos con el villano; sin embargo el panorama no es tan sombrío, pues el ingenio del campesino mexicano surge en los momentos de crisis y se presenta una nueva oportunidad de lograr un beneficio, únicamente necesitan más semillas, semillas que por nada del mundo les va a vender el hacendado; así que en un arriesgado golpe de mano, los productores deciden tomarlo sin pedir permiso. Aquí comienza el clímax de la película, y todas las contradicciones inherentes a la existencia de dos modos de producción se ven desatadas y es justo aquí donde dejo de contarles la historia, esperando haberlos motivado para verla.
Su valor va más allá de ser  un filme mexicano que no está manoseado por televisa, tv azteca o Univisión, pues además es una forma de acercarse a una realidad que en la ciudad es poco difundida e incluso se encuentra en peligro de extinción. Como ya comentaba, durante la época en que fue filmada la película todavía había mecanismos de protección a la producción nacional, como las tiendas rurales, los precios de garantía e incluso el mismo extensionista era patrocinado por el Estado. Ahora esas cosas ya son parte de la historia, si bien nos va, por que muchas veces ni siquiera parecen figurar en ella. Pero no hay que olvidar que aun ahora con toda nuestra tecnología, bueno con toda la tecnología que los gringos, chinos y franceses nos pueden chiquitear, la comida sigue produciéndose en el campo y si no son los campesinos, son las grandes e inescrupulosas transnacionales las que controlan el ADN de nuestras dietas. El problema de fondo que plantea la película es sobre el camino a seguir para el campesinado en la economía neoliberal; si existe alguna opción que le asegura una vida digna o finalmente deberán someterse a las leyes del mercado y la competencia. Yo todavía no sabría que contestar, pero espero de todo corazón poder decir en no mucho tiempo que sin dudar la primera.  Los invito, de nuevo, a verla para que también a ustedes logré plantearles algo sobre la tan famosa y debatida (tal vez no, si no eres marxista, socialista, campesino, maoísta, o un largo etc –en realidad ya casi no se ocupa el término-) cuestión agraria, y si no, pues aunque sea vean como son los pueblitos de donde vienen las frutas para nuestros cockteles y licuados.
Entre otras cosas que pueden motivarlos (o no) a que la vean les diré que podrán ver una boda, un homicidio, una escena con prostitutas, un vagabundo loco y algunos actores que seguro reconocen de alguna novela no tan peor de Televisa.


Aquí pueden ver la película, aunque con un pequeño letrero que bien se puede ignorar http://www.youtube.com/watch?v=aRGyklfeejc

2 comentarios:

  1. Podrías ayudarme a conseguir la película por favor, debido a que ya no está disponible en youtube

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