El ruido y la furia de William Faulkner
Uriel Sandoval Peña
Uriel Sandoval Peña
Si reconoces las palabras
“generación perdida“ entonces resonaran en ti varios autores: Hemingway,
Fitzgerald, Steinbeck, hasta Dos Passos, pero rara vez viene a tu mente el
nombre de Faulkner; a pesar de su participación entre el grupo de escritores
que retratan la falla en el sistema de oportunidades de Estados Unidos, el fracaso del sueño americano, o la critica
a su propio país por el desenfrenado modo de vida. Sus obras son poco conocidas
o rara vez leído porque a diferencia de sus contemporáneos no tiene una
escritura sencilla y directa como Hemingway o un Gatsby que te atrapa con su
sentido romántico; más bien es compleja, detallada y algunas veces comparada
con Marcel Proust por su obra ¡Absalom Absalom! Pero que para muchos puede
resultar tediosa, aburrida, de innecesarias palabras o llena de un exacerbado
lenguaje engorroso.
William Faulkner
estadounidense sureño, describe una imagen que pocas veces se reconoce: retrata
el fracaso del hacendado, la pobreza del hombre blanco, la quiebra de familias
sureñas posterior a Guerra de Secesión, o el violento ambiente que los rodea,
sin olvidar del contraste entre el mundo antes y después a la esclavitud. En el caso de la obra de “El Ruido y la
Furia“, no se pierde de las temáticas antes mencionadas.
El libro se separa en cuatro
partes contada por distintos personajes: Benjy, el cual no puede expresar
palabra alguna por su condición mental y constantemente suelta el llanto ante
cualquier situación, será quien describa la el pasado de cada personaje al
centrar la historia en la niñez de los mismos; Quentin, el primogénito a quien
se le colocan todas las esperanzas para mejorar el destino de la familia al
gastar ahorros y vender tierras para pagar sus estudios en Harvard, pero al final termina por perseguir un amor
incestuoso; Jason, ser violento, sádico, colérico que fue el menospreciado de
la familia, pero que a pesar de la falta de ello decide mejorar las finanzas
familiares al comprar terrenos e introduciéndose al mercado algodonero; y por
último esta Dilsey, mujer negra que se dedica a la cocina y cuidado de la casa
donde convergen los personajes, reconocida por un carácter fuerte, amable y que
a pesar del menosprecio que le infunden o la falta de agradecimiento con la que
la tratan, mantiene una cercanía a la familia.
Faulkner no sólo utiliza
cuatro perspectivas distintas en cada uno de los capítulos de la obra, también
le imprime un giro respecto a su lenguaje, expresión y percepción: la visión de
Benjy a pesar de retratar el pasado de la historia central tiene una narración
detallada y totalmente descriptiva de todos los diálogos y sucesos que se
mantienen a su alrededor; en cambio Quentin mantiene una narración directa pero
que retrata mucho la situación, el entorno y su relaciones con los otros
personajes pero con un lenguaje más acabado mucho menos repetitivo al de Benjy y
muestra en su lectura la percepción de universitario con dudas respecto al
futuro; mientras que Jason tiene una narración donde su sadismo, violencia,
menosprecio y racismo que se encuentra marcado dentro de los enunciados, pero
no muestra un ambiente de desgracia o pesimismo en su monólogo, se dirige a una
imagen de cambio forzado y necesario bajo sus manos que a pesar de los
contrarios debe llevar acabo sin importar las consecuencias o las víctimas.
La importancia de la obra más
allá de los recursos literarios y el manejo del lenguaje se encuentra en que
muestra una crítica al sistema norteamericano, a la idea de las facilidades de
oportunidades y fácil triunfo dentro del mismo, el propio Jason es ejemplo del
mismo al perder parte de su patrimonio por confiar en el crecimiento del
mercado algodonero. Gracias al manejo del realismo de Faulkner, se nota la
imagen de la pobreza en el sur de Estados Unidos, y toca un punto muy pocas
veces discutido, cuando la pobreza se encuentra representada en el hombre blanco.
Un punto más a favor de nuestro escritor sureño es que sus personajes no son
sólo simples representaciones del entorno donde se desenvuelven, gracias al
recurso de la tragedia se da pauta a que los personajes puedan racionalizar sus
situaciones, por ello es que hay momentos en que la novela se vuelve más
complicada y se llena de largos pasajes
donde la narración gira en un largo pensamiento por parte de los protagonistas
ya que cada uno tiene conciencia de lo instantáneo.
Si alguno de ustedes tiene
agrado por Estados Unidos, confía en que es un país sin cultura, le encanta
leer a Carlos Fuentes o la obra de Cien años de soledad de Gabriel García
Marques, debería de adentrarse al mundo de Yoknapatawpha (territorio creado por
Faulkner como marco de muchas de sus novelas) para conocer uno de las grandes
escritores norteamericanos poco reconocidos y gran inspiración por su manejo de
lenguaje y recurso de la tragedia para escritores latinoamericanos.
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