Literatura coreana: saliendo de la lectura cotidiana
Uriel Odiel Sandoval Peña
Uriel Odiel Sandoval Peña
Empezaré con una breve anécdota. Hace un par de meses, intentando hallar un regalo para un amiga y después de caminar por más de media hora en la colonia San Pedro de los Pinos, pude dar con Ediciones Ermitaño, cabe mencionar que soy una persona adicta a los libros y el mejor regalo a mi consideración siempre será una buena novela, cuento o poemas; pero antes de perderme en una historia trivial, debo aclarar que llegue a dicho sitio para comprar uno de sus ejemplares de la Colección de Literatura Coreana como obsequio para mi camarada, sin embargo para sorpresa mía salí de allí con un libro más.
Gracias a está experiencia tuve
una conexión con el universo literario
de Corea, lo que me llevó a pensar: la
mayoría de las personas afines a la literatura tienen preferencia al canon
europeo y en pocas ocasiones dan pauta a diversificar los campos de lectura
para explorar distintas producciones, con ello no quiero hacer menos a las creaciones
de México o Latinoamérica por mencionar las más cercanas a nuestro entorno;
pero como lectores se puede tener mayor
crítica o campo de visión en el mundo literario, si se decide romper el
espacio cotidiano de lectura.
Ejemplo que traigo a
discusión es la obra de Hwang Sun-Won, “Los arboles en la cuesta“, que retrata
dos ambientes: el bélico, infernal, e inhumano que se vivió dentro de la guerra
de Corea, y la transformación del mismo a una situación de supuesta paz donde
la población tanto las milicias tienen que acomodarse a una nueva forma de vida.
Por medio de tres personajes
principales: Tongjo, Yungu y Jyonte, tres soldados surcoreanos que entablan
amistad al compartir el desgaste del conflicto y soportar las duras noches de
enfrentamientos; pero con el armisticio, más el retorno a los “hogares“ no pueden
acoplarse a la vida social: extrañan la guerra. Tongjo termina en un abismo,
pierde su romanticismo como el apego a
principios morales a causa de una infidelidad. Por otra parte sus dos amigos
caen en la insatisfacción y el tedio: Yungu se vuelve criador de pollos y
Jyonte en su intento desidioso por salir del país en busca de un mejor entorno
termina en la cárcel.
El único personaje que
triunfa son los comerciantes, los que se
asientan alrededor de los campamentos con cantinas o prostíbulos aprovechando el
hastío de los soldados como en el caso de Tongjo o Jyonte que de manera
indirecta son orillados a su propia ruina; pero
con el ejemplo de Yungu quien a pesar de también perecer los efectos de
la guerra y el sentimiento de vacío, decide acoplarse a la lógica y empezar un
negocio, es decir frente a la desdicha intenta restablecerse.
No sólo es una novela de
guerra que retrata la pesadilla bélica; a pesar de que rescata el perfil de los
soldados, decide perseguir el proceso posterior al conflicto a partir de los
tres personajes. Más allá de tratar totalmente el infierno de la guerra con los
recursos testimoniales como muchas veces se dan en literatura de esta temática,
o hacer una critica al conflicto, en realidad lo que persigue Hwuang Sun-won es
evidenciar la fractura social que provocó la guerra y la problemática de
reconstruir a una sociedad posterior al armisticio, retrata a Corea desde un
posición cotidiana en tiempos de adversidad, expresa un contraste entre
sufrimiento como la capacidad para afrentar el problema o recuperarse.
Insisto que con lo anterior
no quiero privilegiar sólo a Corea, sino a invitar a romper la lectura
cotidiana y buscar autores desconocidos, espacios muertos entre la ciudad donde
encontrar un buen libro sea el triunfo de la semana o editoriales pequeñas que
empiezan a introducir literatura diferente, en este caso propongo la Colección de Literatura Coreana de la
Editorial Ermitaño pero no es la única opción.
Si quieren revisar la colección: http://www.edicionesdelermitano.com/portal/catalogo/literatura-coreana.html
Si quieren revisar la colección: http://www.edicionesdelermitano.com/portal/catalogo/literatura-coreana.html
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