miércoles, 16 de julio de 2014

Infierno en el paraíso, relato de un México no tan lejano pero sí poco difundido

Por Pach el Mirón

Acabo de leer en una nota del periódico  La Jornada[1] que en el mes pasado se encontraron los restos de un combatiente de la guerrilla de Lucio Cabañas y apenas ayer se realizó un hallazgo similar; esta noticia fue lo que me motivó a hacer mi reseña del día, que será sobre el libro titulado “Guerra en el Paraíso”  de Carlos Montemayor. De antemano les pido disculpas ya que tuve que salir de viaje y no traigo el libro conmigo ni tengo un buen internet como para revisar algunos datos bibliográficos o históricos que me gustarían, además leí el libro hace ya algunos meses por lo que advierto que esta será una reseña más bien del tipo acapela, donde las fechas, sucesos y citas exactas las obviaremos para tratar de encontrarle un valor un poco más simbólico al libro que narra parte de la lucha clandestina del emblemático guerrillero agrarista Lucio Cabañas.

Yo había escuchado antes el título pero no había tenido intención de leerlo, pues algo sabía de los conflictos guerrilleros de los años 70 gracias a lo que me contaron familiares y conocidos que fueron simpatizantes o militantes de movimientos de izquierda por lo que pensé que me podía evitar la obra literaria de una historia que pensaba conocer; sin embargo, en un gesto muy apreciable mi directora de tesis me regaló de año nuevo un par de libros, La Guerra de Galio de Héctor Aguilar Camín –de la que hablaremos en alguna reseña posterior– y el ya citado Guerra en el Paraíso. Ante dicho acto de generosidad me dije que la mejor manera de agradecerlo era haciendo la lectura de los libros regalados. Primero leí La Guerra de Galio, y me dejo con un buen sabor de boca que me incitó a seguir de corrido con el libro de Montemayor. 

El personaje principal de la historia, narrada en tercera persona, es Lucio Cabañas; el líder del movimiento guerrillero más importante (pero no el único) de la etapa posterior al 68. Lucio nació en el Estado de Guerrero y estudió en la escuela normal de Ayotzinapa, que hasta la fecha sigue resaltando por su militancia aguerrida; se destacó como un gran líder social con idelogía socialista y revolucionaria. Lucio fue el principal cabecilla del movimiento guerrillero organizado por el Partido de los Pobres y encabezó la llamada Brigada Campesina de Ajusticiamiento, la cual se dedicaba a emboscar blancos militares; para poder combatir a Lucio y sus hombres los gobiernos federal y estatal desplegaron fuerzas de ocupación en todo el Estado de Guerrero, instalando retenes y puntos de control que violaban las garantías civiles de los habitantes -así que lo que pasa en Michoacán resulta no ser tan nuevo- desatando una estrategia de represión, hostigamiento y exterminio a las comunidades que apoyaban al líder magisterial y campesino. 

El libro comienza con la muerte de Genaro Vásquez, otro guerrillero guerrerense que precedió a Lucio como figura principal de la lucha armada; y después nos narra el inicio de la vida clandestina de Lucio, cuando después de una matanza causada por los federales al querer apresarlo durante un mitin decide echarse el fusil al hombro y recorrer la sierra de Atoyac a salto de mata peleando contra el gobierno mientras que organizaba una red de resistencia clandestina e intercambio conocimientos y tácticas de lucha con otros movimientos armados.

Montemayor se centra en contarnos los movimientos de Lucio y sus hombres en contra del gobierno a lo largo y ancho de la sierra; nos cuenta las emboscadas, la forma en que atacaban, como se relacionaban con los pueblos y de qué forma lograban sobrevivir en condiciones tan complicadas. Pero también hay ocasiones en que la historia es contada a través de la contraparte, el gobierno y los militares que combatieron a Lucio. 

De esta forma podemos saber cómo fue que poco a poco lograron desgastar los apoyos populares sobre los que se cimentaba la guerrilla del Partido de los Pobres. El libro nos dice cómo eran – o son (sic) – los interrogatorios militares, la tortura y el hostigamiento hacia comunidades enteras. La etapa que narra el libro es justamente desde el inicio de la escalada militar hasta la muerte de Lucio en un enfrentamiento con los soldados; por lo que ofrece un buen punto de vista sobre el conflicto no solo armado, si no social y de gobernabilidad que sufrió Guerrero en los 70´s. Sin mencionar que hay partes donde se describen de forma bastante curda las formas de actuar de las fuerzas federales, pero también de la guerrilla.  

También podemos ver reflejado en la obra las diferencias entre los grupos armados que colaboraban con intercambio de hombres y conocimientos a lo largo y ancho del país, pues los métodos de Lucio no eran ni los únicos ni los preferidos de otras organizaciones. En el libro hay una escena donde deben decidir si fusilan a miembros de otra organización que estaban siendo entrenados por ellos, pero se involucraron en actos de sedición; en esta escena resalta un soliloquio de Lucio al defender la manera de actuar de la Brigada de Ajusticiamiento y de él mismo, además hecha leña al fuego sobre el eterno problema de la vanguardia revolucionaria y su desdén hacia las luchas campesinas, asegurando que aunque no se sea tenga doctorado en marxismo también se puede buscar el camino de la libertad.

La parte final del libro es sobre la desesperada lucha de la guerrilla contra toda la ofensiva militar que el Estado fue capaz de desplegar en Guerrero para cazar al grupo de alzados. Como ya dije antes se narra el proceso de tortura, desaparición y muerte de las bases sociales del Partido de los Pobres, que convirtió a la sierra de guerrero en un territorio ocupado donde no había más ley que la militar y únicamente se podía estar en alguno de los bandos, la neutralidad no podía significar la muerte.  La persecución  final es desatada  cuando Lucio decide tomar secuestrado al prominente político Rubén Figueroa, en ese entonces virtual futuro gobernador del Estado, y a sus colaboradores. Figueroa pensó ser capaz de negociar con el guerrillero, pero Lucio trato de usarlo como rehén para neutralizar la ofensiva militar que poco a poco  iba cercando a la guerrilla, sin embargo el resultado fue el contrario. 

Las fuerzas de la brigada fueron desbaratadas y los combatientes murieron bajo el fuego enemigo o bajo el propio; cuenta la tradición que Lucio les grito a los militares que no se les iba a hacer matarlo y el mismo se pegó un tiro.

El libro es muy recomendable pero no para personas sensibles, y lo que más me gustó es que recrea una parte de la historia mexicana que prácticamente se ha quedado olvidada; la de las luchas sociales y agrarias posteriores al 68. Lucio llegó a controlar casi toda la sierra de Atoyac, fue necesario un proceso de militarización que duró años para poder derrotarlo y su lucha significó una gran esperanza para cientos de comunidades rurales que hasta antes de la guerrilla estaban prácticamente dejadas a la deriva; para poder controlar el territorio se tuvieron que construir carreteras, poner teléfonos y establecer vías de comunicación efectivas; por otro lado también se atendieron de alguna forma los problemas sociales que desataron el conflicto, siempre de forma superficial y poco efectiva, pero al menos se tuvo que hacer algo; además la lucha de Cabañas se volvió un referente nacional, pero de eso ya no se recuerda nada. El 68 marcó el inicio de varias luchas clandestinas, urbanas y rurales que prefirieron las armas a la protesta y desestabilizaron al país por casi una década, y el libro de Guerra en el Paraíso nos narra lo que pasaba en el seno del movimiento de mayor envergadura que conoció el país desde la revolución mexicana. Como comentario, mi escena favorita es una donde se reúnen varios generales poco antes de la muerte de cabañas y el más viejo de ellos se apoya en un silogismo simple y concluyé que luchar contra Cabañas era igual a quebrantar su juramento. El silogismo era más o menos así:

Si Lucio ha podido sobrevivir tanto tiempo es porque lo apoya el pueblo de Guerrero
Si nosotros luchamos contra Lucio, luchamos contra el pueblo de Guerrero
Por lo tanto rompemos el juramento de defender y servir al pueblo

Por último les contaré que me interesó mucho saber si así fueron las cosas, si Lucio fue tan relevante y su lucha tan bien cimentada, por lo que le di a leer el libro a alguien que vivió años después otras luchas populares, pero que recuerda bien cómo habían sido las cosas durante los 70´s y me confirmó lo que Montemayor relata en su libro; también me contó la última travesura de Cabañas antes de ser sepultado por la historia oficialista.

Dicen que cuando mataron a Cabañas fue su esposa la que tuvo que ir a reconocer el cuerpo a los cuarteles del ejército. Cuando llegó el militar encargado la llevó frente al cadáver y le preguntó si podía asegurar que era Lucio Cabañas. Ella se quedó muy pensativa viendo el cuerpo y de repente le pidió al militar un favor, solo podía asegurar si era Lucio si le revisaba la punta de pene bajándole el prepucio. El militar bajo el prepucio y luego lo subió, la mujer se quedó mirando y le pidió que lo volviera hacer, él militar lo hizo de nuevo y ella pidió que le bajara el cuero una vez más. Lo hizo varias veces hasta que ella dijo “no, pos si es”. El militar confundido le preguntó que como podía saber eso viéndole subir y bajar el prepucio y ella contestó: “Es que lucio me dijo que hasta muerto el gobierno se la pelaba, y pues ya vi que si es cierto”




[1] http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/07/15/localizan-especialistas-de-la-unam-restos-de-guerrillero-del-grupo-de-lucio-cabanas-5600.html

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