Por Pach el Mirón
Acabo de leer en una nota del
periódico
La Jornada
que en el mes pasado se encontraron los restos de un combatiente de la
guerrilla de Lucio Cabañas y apenas ayer se realizó un hallazgo similar; esta
noticia fue lo que me motivó a hacer mi reseña del día, que será sobre el libro
titulado
“Guerra en el Paraíso” de Carlos Montemayor. De antemano les pido
disculpas ya que tuve que salir de viaje y no traigo el libro conmigo ni tengo
un buen internet como para revisar algunos datos bibliográficos o históricos
que me gustarían, además leí el libro hace ya algunos meses por lo que advierto
que esta será una reseña más bien del tipo acapela, donde las fechas, sucesos y
citas exactas las obviaremos para tratar de encontrarle un valor un poco más
simbólico al libro que narra parte de la lucha clandestina del emblemático
guerrillero agrarista Lucio Cabañas.
Yo había escuchado antes el
título pero no había tenido intención de leerlo, pues algo sabía de los
conflictos guerrilleros de los años 70 gracias a lo que me contaron familiares
y conocidos que fueron simpatizantes o militantes de movimientos de izquierda
por lo que pensé que me podía evitar la obra literaria de una historia que
pensaba conocer; sin embargo, en un gesto muy apreciable mi directora de tesis
me regaló de año nuevo un par de libros, La Guerra de Galio de Héctor Aguilar
Camín –de la que hablaremos en alguna reseña posterior– y el ya citado Guerra
en el Paraíso. Ante dicho acto de generosidad me dije que la mejor manera de
agradecerlo era haciendo la lectura de los libros regalados. Primero leí La Guerra de Galio, y me dejo con un
buen sabor de boca que me incitó a seguir de corrido con el libro de
Montemayor.
El personaje principal de la
historia, narrada en tercera persona, es Lucio Cabañas; el líder del movimiento
guerrillero más importante (pero no el único) de la etapa posterior al 68.
Lucio nació en el Estado de Guerrero y estudió en la escuela normal de
Ayotzinapa, que hasta la fecha sigue resaltando por su militancia aguerrida; se
destacó como un gran líder social con idelogía socialista y revolucionaria.
Lucio fue el principal cabecilla del movimiento guerrillero organizado por el
Partido de los Pobres y encabezó la llamada Brigada Campesina de
Ajusticiamiento, la cual se dedicaba a emboscar blancos militares; para poder combatir
a Lucio y sus hombres los gobiernos federal y estatal desplegaron fuerzas de
ocupación en todo el Estado de Guerrero, instalando retenes y puntos de control
que violaban las garantías civiles de los habitantes -así que lo que pasa en
Michoacán resulta no ser tan nuevo- desatando una estrategia de represión,
hostigamiento y exterminio a las comunidades que apoyaban al líder magisterial
y campesino.
El libro comienza con la muerte
de Genaro Vásquez, otro guerrillero guerrerense que precedió a Lucio como
figura principal de la lucha armada; y después nos narra el inicio de la vida
clandestina de Lucio, cuando después de una matanza causada por los federales
al querer apresarlo durante un mitin decide echarse el fusil al hombro y
recorrer la sierra de Atoyac a salto de mata peleando contra el gobierno
mientras que organizaba una red de resistencia clandestina e intercambio
conocimientos y tácticas de lucha con otros movimientos armados.
Montemayor se centra en contarnos
los movimientos de Lucio y sus hombres en contra del gobierno a lo largo y
ancho de la sierra; nos cuenta las emboscadas, la forma en que atacaban, como
se relacionaban con los pueblos y de qué forma lograban sobrevivir en
condiciones tan complicadas. Pero también hay ocasiones en que la historia es
contada a través de la contraparte, el gobierno y los militares que combatieron
a Lucio.
De esta forma podemos saber cómo fue que poco a poco lograron
desgastar los apoyos populares sobre los que se cimentaba la guerrilla del
Partido de los Pobres. El libro nos dice cómo eran – o son (sic) – los
interrogatorios militares, la tortura y el hostigamiento hacia comunidades
enteras. La etapa que narra el libro es justamente desde el inicio de la
escalada militar hasta la muerte de Lucio en un enfrentamiento con los soldados;
por lo que ofrece un buen punto de vista sobre el conflicto no solo armado, si
no social y de gobernabilidad que sufrió Guerrero en los 70´s. Sin mencionar
que hay partes donde se describen de forma bastante curda las formas de actuar
de las fuerzas federales, pero también de la guerrilla.
También podemos ver reflejado en la
obra las diferencias entre los grupos armados que colaboraban con intercambio de
hombres y conocimientos a lo largo y ancho del país, pues los métodos de Lucio
no eran ni los únicos ni los preferidos de otras organizaciones. En el libro
hay una escena donde deben decidir si fusilan a miembros de otra organización
que estaban siendo entrenados por ellos, pero se involucraron en actos de
sedición; en esta escena resalta un soliloquio de Lucio al defender la manera
de actuar de la Brigada de Ajusticiamiento y de él mismo, además hecha leña al
fuego sobre el eterno problema de la vanguardia revolucionaria y su desdén hacia
las luchas campesinas, asegurando que aunque no se sea tenga doctorado en
marxismo también se puede buscar el camino de la libertad.
La parte final del libro es sobre
la desesperada lucha de la guerrilla contra toda la ofensiva militar que el
Estado fue capaz de desplegar en Guerrero para cazar al grupo de alzados. Como
ya dije antes se narra el proceso de tortura, desaparición y muerte de las
bases sociales del Partido de los Pobres, que convirtió a la sierra de guerrero
en un territorio ocupado donde no había más ley que la militar y únicamente se
podía estar en alguno de los bandos, la neutralidad no podía significar la
muerte. La persecución final es desatada cuando Lucio decide tomar secuestrado al
prominente político Rubén Figueroa, en ese entonces virtual futuro gobernador
del Estado, y a sus colaboradores. Figueroa pensó ser capaz de negociar con el
guerrillero, pero Lucio trato de usarlo como rehén para neutralizar la ofensiva
militar que poco a poco iba cercando a
la guerrilla, sin embargo el resultado fue el contrario.
Las fuerzas de la brigada fueron
desbaratadas y los combatientes murieron bajo el fuego enemigo o bajo el
propio; cuenta la tradición que Lucio les grito a los militares que no se les
iba a hacer matarlo y el mismo se pegó un tiro.
El libro es muy recomendable pero
no para personas sensibles, y lo que más me gustó es que recrea una parte de la
historia mexicana que prácticamente se ha quedado olvidada; la de las luchas
sociales y agrarias posteriores al 68. Lucio llegó a controlar casi toda la
sierra de Atoyac, fue necesario un proceso de militarización que duró años para
poder derrotarlo y su lucha significó una gran esperanza para cientos de
comunidades rurales que hasta antes de la guerrilla estaban prácticamente dejadas
a la deriva; para poder controlar el territorio se tuvieron que construir
carreteras, poner teléfonos y establecer vías de comunicación efectivas; por
otro lado también se atendieron de alguna forma los problemas sociales que
desataron el conflicto, siempre de forma superficial y poco efectiva, pero al
menos se tuvo que hacer algo; además la lucha de Cabañas se volvió un referente
nacional, pero de eso ya no se recuerda nada. El 68 marcó el inicio de varias
luchas clandestinas, urbanas y rurales que prefirieron las armas a la protesta
y desestabilizaron al país por casi una década, y el libro de
Guerra en el Paraíso nos narra lo que
pasaba en el seno del movimiento de mayor envergadura que conoció el país desde
la revolución mexicana. Como comentario, mi escena favorita es una donde se
reúnen varios generales poco antes de la muerte de cabañas y el más viejo de
ellos se apoya en un silogismo simple y concluyé que luchar contra Cabañas era
igual a quebrantar su juramento. El silogismo era más o menos así:
Si Lucio ha podido sobrevivir
tanto tiempo es porque lo apoya el pueblo de Guerrero
Si nosotros luchamos contra
Lucio, luchamos contra el pueblo de Guerrero
Por lo tanto rompemos el
juramento de defender y servir al pueblo
Por último les contaré que me interesó
mucho saber si así fueron las cosas, si Lucio fue tan relevante y su lucha tan
bien cimentada, por lo que le di a leer el libro a alguien que vivió años
después otras luchas populares, pero que recuerda bien cómo habían sido las
cosas durante los 70´s y me confirmó lo que Montemayor relata en su libro;
también me contó la última travesura de Cabañas antes de ser sepultado por la
historia oficialista.
Dicen que cuando mataron a Cabañas fue su esposa la que tuvo que ir a
reconocer el cuerpo a los cuarteles del ejército. Cuando llegó el militar
encargado la llevó frente al cadáver y le preguntó si podía asegurar que era
Lucio Cabañas. Ella se quedó muy pensativa viendo el cuerpo y de repente le
pidió al militar un favor, solo podía asegurar si era Lucio si le revisaba la
punta de pene bajándole el prepucio. El militar bajo el prepucio y luego lo
subió, la mujer se quedó mirando y le pidió que lo volviera hacer, él militar
lo hizo de nuevo y ella pidió que le bajara el cuero una vez más. Lo hizo
varias veces hasta que ella dijo “no, pos si es”. El militar confundido le
preguntó que como podía saber eso viéndole subir y bajar el prepucio y ella
contestó: “Es que lucio me dijo que hasta muerto el gobierno se la pelaba, y
pues ya vi que si es cierto”